EUROPA PRESS
27 junio 2011
La cirugía puede
resolver hasta el 80% de los casos de hiperhidrosis
La cirugía puede resolver hasta el 80 por ciento de los
casos de hiperhidrosis, una enfermedad que afecta a medio millón de españoles y
que provoca el incremento de la sudoración en las palmas de las manos, plantas
de los pies, axilas y cara, explica la jefa de la Unidad de Hiperhidrosis del
centro hospitalario USP San Camilo, la doctora Olga Rodríguez.
Esta
sudoración, que tiene una implicación más social que médica, recuerda en
declaraciones a Europa Press esta experta, afecta
gravemente a la vida de, al menos, 350.000 pacientes que ven afectadas sus
relaciones diarias, tanto sociales como laborales.
Según
la doctora Rodríguez, las personas afectadas no recurren a la consulta del
médico por pudor, mientras que se agrava el impacto de la enfermedad en la
calidad de vida: disminución de las actividades diarias y limitación en el
desempeño laboral, menor relación con otras personas, disminución de la
autoestima, episodios depresivos.
La
causa es desconocida aunque se sabe que tienen relación con la estimulación del
sistema nervioso autónomo, en concreto del nervio simpático, cuyas fibras
discurren a ambos lados de la columna vertebral. De esta manera, se produce una
secreción de sudor mayor a la necesaria para regular la temperatura corporal,
de modo que "sudan en los mismos momentos que el resto pero de una manera
exagerada y, claro, se nota mucho más en momentos de estrés o de calor".
No
hay un perfil claro, ya que "afecta por igual a hombres y a mujeres,
"suele comenzar durante la adolescencia, aunque es entre los 20 y los 40
años cuando más casos se ven"; y es nivel axila y palmar lo que más
preocupa a estos pacientes, y el principal motivo de las cirugías.
No
obstante, dependiendo de la gravedad, se puede recurrir a una serie de medidas
escalonadas. La primera serían los antisudorales, que son productos que inhiben
la sudoración a diferencia de los desodorantes, que tratan de minimizar el
olor; también se suelen utilizar medicamentos anticolinérgicos,
aunque está en desuso porque puede afectar a procesos como la salivación.
También
algunos pacientes recurren a la iontoforesis, una
técnica que consiste en inyectar en la piel sustancias a partir de una corriente
eléctrica que pasa, a través del agua desde un polo eléctrico a la piel; y en
los últimos años se ha puesto de moda la inyección de toxina botulínica, aunque
Rodríguez explica que esta técnica es muy dolorosa para el pacientes y su
duración limitada.
"De
la gran variedad de tratamientos y de los diversos especialistas que han de
decidir los mismos surge la nueva Unidad de Hiperhidrosis de USP San Camilo,
integrada por un equipo multidisciplinar con diversos especialistas
(dermatólogos, nutricionistas, endocrinos, psicólogos, psiquiatras, cirujanos,
etc.) preparados para garantizar la atención de las necesidades relacionadas
con esta patología", advierte.
"Les cambia la vida de un momento
a otro"
La
técnica consiste en interrumpir las fibras nerviosas del nervio simpático
mediante simpaticolisis o simpaticotomía
(las fibras nerviosas se cortan) o mediante la colocación de un clip metálico
sobre las fibras nerviosas.
La
intervención se lleva a cabo bajo anestesia general, mediante toracoscopia, con una o dos incisiones de 1 a 2 centímetros
a nivel axilar, a través de las cuales se introducen
en la cavidad torácica una cámara y el material necesario para realizar la
técnica.
El
procedimiento se lleva a cabo de forma secuencial en ambos lados del cuerpo,
derecho e izquierdo. Generalmente, el paciente sale de quirófano sin drenajes y
el tiempo de ingreso hospitalario suele ser de 24 horas, "aunque en dos o
tres horas se podría ir a su casa".
"Cuando
el paciente llega a la consulta es porque ha probado de todo, suelen ser
derivados de Dermatología y hay casos muy dramáticos y en situación bastante
desesperada, incluso pacientes que han tenido que dejar de trabajar por el
problema de sudoración", explica.
Aunque
admite que la técnica aún no es muy conocida en lo que a su evolución se
refiere, ya que "está instaurada desde hace más de 15 años", por el
momento, afirma, "todo apunta a que se trata de una solución
definitiva". El único inconveniente que se conoce es que tiene una pequeña
hiperhidrosis compensatoria en los pies pero que no afecta a la vida normal de
paciente.
"La
satisfacción de los clientes se ve desde el primer momento tras la
intervención, no es del 100 por cien porque siempre alguien puede estar molesto
por la sudoración en los pies pero la mayoría de los pacientes salen
francamente contentos. Les cambia la vida de un
momento a otro. Entran con las palmas sudando y frías y salen secas y con el
calor corporal propio", afirma, al tiempo que explica que ésta técnica
también puede acabar con el rubor fácil.